El cuaderno de campo ha sido a lo largo de la historia, y sigue siendo, una herramienta para el trabajo de las ciencias naturales que han utilizado desde los científicos de más renombre, como Darwin, hasta los naturalistas de andar por casa más anónimos como yo misma.
Estos son dos ejemplos de mis cuadernos. Hechos “con primor, postproducción y acuarelas”, porque a mi me gusta así, porque tengo esa afición y porque me gusta invertir así mi tiempo. Sin embargo, creo que todos estaremos de acuerdo en que a cualquiera nos fascina una libreta de campo, con algún apunte, un dibujillo y una fecha y creo que también estaremos de acuerdo en que a todos nos gusta independientemente de su calidad pictórica. Es más, nos da igual si los apuntes sobre el medio natural son perfectos o si los nombres científicos tienen alguna falta de ortografía.
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Entonces ¿por qué tantas veces ponemos como excusa el “yo no se dibujar” para no comenzar una libreta o cuaderno de campo?
Un proyecto con mis alumnos y alumnas de primero
Un poco partiendo de esa reflexión y queriendo transmitirles mi afición por el campo y el “cuadernismo” me he propuesto, junto a mi compañera de Plástica llevar a cabo un proyecto para nuestros alumnos y alumnas de 1º de ESO en torno a Cuaderno de Campo, o como se llama ahora, una Situación de Aprendizaje.
Aquí os dejo el CANVAS con la mayor parte de los aspectos del diseño de la SitAp, espero que esté todo bien. Si no es así, tenedme paciencia, ya sabéis que, como todos, este año estoy aprendiendo y, por favor, no dudéis en mandarme vuestras observaciones, correcciones y sugerencias.
¿Cuál es nuestro contexto?
Nosotras estamos en una sección de un instituto rural, nuestros alumnos y alumnas están perfectamente habituados a ver plantas todos los días. Sin embargo, si los sacamos de los cultivos más comunes es muy posible que no sepan nombrar más de un puñado de especies y, desde luego no sabrán si son gimnospermas o angiospermas, o qué diferencias hay entre los musgos, los helechos o las plantas con flores. Nuestra misión será por tanto que aprendan a analizar el entorno que les rodea y que les es tan familiar con ojos de naturalista primero, que recoge datos, los almacena y los ordena; y de científico después, que con esos datos, y a la luz de la ciencia, los clasifica y aprende.
¿Cómo lo haremos?
Les plantearemos retos. Nuestra idea es que hagan dos hojas de herbario una de “hojas” (valga la redundancia) con distintos bordes) que nos sirva después para elaborar una clave dicotómica, otra de una planta herbácea con flor (para este reto no se les dará ninguna instrucción previa sobre cómo hacerlo para que busque información de cómo prensar, cómo poner papel secante, como colocar las hojitas y las flores….) y por último una lámina con una especie vegetal con un detalle (para lo cual saldrán a tomar apuntes del natural y fotos y terminarán en el aula en las horas de plástica)
¿Cómo lo calificaremos?
Aunque evaluemos todo y de una forma conjunta, incluido el trabajo en grupo, me centraré por no extenderme en aquellos aspectos del aprendizaje a los que daré calificación y cómo lo haré.
Cada uno de los retos tendrá una lista de cotejo que el alumnado tendrá de antemano y todo el proyecto (Producto final) una rúbrica de la que también disponen. Estas serán las herramientas de calificación.
Yo califico en un mayor porcentaje las láminas de herbario y mi compañera pone un mayor énfasis en la de ilustración. Así mismo, mi compañera califica el encuadernado final, que yo no califico y yo califico una actividad con la clave dicotómica que ella no califica.
Por supuesto este proyecto está englobado en una unidad de programación más amplia que tiene otras herramientas y aspectos de la calificación que no voy a pasar a detallar aquí para no hacer más largo este artículo.
Sobre la técnica ya hablaré otro día
Sobre la técnica de los cuadernos de campo, el tipo de libreta, si es mejor lápiz o boli, acuarela o lápiz de color, cuaderno grapado o anillas y esas cosas, ya hablaré otro día si os interesa.
Eso es algo que también les contaremos a los chicos y chicas, claro, lo que tienen que poner en la composición, cómo es mejor que lo escriban, que tienen que llevar algo para apoyarse, que no pueden olvidarse de la fecha, que hay detalles que después da mucho gusto rememorar (como el tiempo que hacía ese día o los nombres de las personas con las que ibas). Esos pequeños truquillos de cuadernista que hay que ir pasando de generación en generación.
Si os gusta este tema de los cuadernos os dejo un par de enlaces:
- La asociación “De vuelta con el cuaderno” que no es propiamente de cuadernos de campo sino sobre dibujo en cuaderno pero merece mucho la pena.
- El curso de Ilustraciencia de libretas de campo. Yo no lo he hecho, pero he hecho otros como el de Ilustra Paleontología, o el de Ilustra Botánica, online y también hice uno presencial de una semana de ilustración científica en general y son todos muy recomendables, así que me atrevo a recomendar este casi a ciegas.
- Y por último un video sobre cuadernos de campo de “Salir con una geóloga” una ilustradora y divulgadora científica sobre temas de geología.
Cruzamos los dedos
Y nada más, cruzamos los dedos.
Es por ahora un proyecto, que se hará realidad después de las vacaciones de Semana Santa. Espero que a mis alumnos les guste dibujar en libretas y secar plantitas tanto como me gusta a mi… Que disfruten de ver la obra de otros científicos y naturalistas tanto como disfruto yo y que alguno o alguna se aficione a llevar un cuaderno en la mochila… solo con eso sería feliz.
Y vosotros, ¿os animáis a llevar un cuaderno en la mochila la próxima vez que vayáis al monte?
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