Ciencia ciudadana para la calidad del aire y del ruido en centros escolares
El Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico ha publicado la «Guía para el desarrollo de proyectos ambientales en centros escolares. Calidad del aire y contaminación acústica«. La guía está enfocada a alumnado de 8 a 12 años, pudiéndose adaptar a otros de mayor edad. En esta entrada realizaremos un resumen de la guía, aunque puedes descargar un díptico como resumen (pincha aquí).
Define la ciencia ciudadana como la participación no profesional, en esta caso de la comunidad educativa, en el proceso científico de definición del problema, recogida, calidad, análisis e interpretación de datos, así como la difusión de resultados, siendo un medio para involucrar, empoderar y crear conciencia.
La Agencia Europea del Medio Ambiente estima que en Europa cerca de 400.000 personas al año mueren prematuramente debido a la mala calidad del aire, siendo más de 25.000 en España. Hay muchos lugares donde se superan los valores reglamentarios en partículas PM10, PM2.5, dióxido de nitrógeno y ozono. El 75% del dióxido de nitrógeno (NO2) en las ciudades se debe al tráfico.
La contaminación acústica está relacionada con enfermedades cardiacas y alteraciones graves del sueño, problemas cerebrovasculares y metabólicos, hipertensión o diabetes, deteriorando las facultades cognitivas en la infancia, reduce el bienestar psicológico y la capacidad auditiva.
El ruido suele estar relacionado también con el tráfico. El 20% de la población de la Unión Europea vive en áreas con niveles de ruido considerados dañinos para la salud.
A los problemas de contaminación del aire y acústica, hay que añadir los impactos ligados al cambio climático, como la «isla de calor urbana», con consecuencias en la población en general y, especialmente en las personas más vulnerables: infancia, personas mayores, con enfermedad…
En esa línea hay propuestas como la de entornos escolares seguros y saludables que proponen espacios verdes (parques, arbolado) y azules (ríos urbanos, estanques, fuentes), así como la existencia de ayudas para la eficiencia energética de edificios.
Existen experiencias previas en la medición de la calidad del aire como CleanAir@School («Airelimpio@escuelas»), entre las que se encontraban las ciudades de Girona y Sabadell; el proyecto xAire en Barcelona o Vigilantes del Aire. En contaminación del aire la iniciativa más desarrollada es la de la aplicación Hush City.
Entre los instrumentos de medida para la calidad del aire destacan por su coste no elevado los tubos pasivos para muestrear dióxido de nitrógeno (NO2), dióxido de azufre (SO2) y ozono (O3), mediante una membrana impregnada de trietalonamina (TEA), pudiéndose combinar con otros instrumentos de medición.
Se propone realizar dos periodos de exposición de los tubos pasivos durante 4 semanas cada uno, siendo un total de 8 semanas. Se recomienda un ideal de 15-20 puntos de medición por cada centro educativo. Los tubos recibidos se guardarán en bolsas o cajas herméticas hasta que se coloquen.
Los tubos se repartirán en punto interiores (aula próxima a vías con tráfico principal) y exteriores (patio principal) del centro escolar, así como en la entrada principal al centro. Un 10% del total se colocarán en puntos cercanos a vías de tráfico (menos de 10 m de la calzada) y otro 10% en puntos alejados del tráfico (más de 25 m de la vía más cercana como calles peatonales, plazas, parques…). Los tubos pasivos ofrecen datos con una incertidumbre que puede llegar hasta el 34%, por lo que también se colocarán tubos pasivos cerca de una estación de referencia de la red oficial, si la hubiera, para comparar y verificar. Los puntos deben ubicarse en lugares que permitan libre circulación del aire y a más de 10 m de extractores de aire, ventiladores, paradas de taxi o autobuses, cruces o semáforos. Entre los puntos debe haber al menos 100 m de distancia.
Para la colocación se deberá pegar previamente la etiqueta identificativa de cada tubo, un mapa de ubicación y ruta adecuada para colocarlos con el alumnado; rellenar las fichas de cada tubo, incluyendo una copia de la etiqueta con su número; colocar de manera vertical y con abertura hacia abajo (guardando el tapón para la recogida) con bridas a unos 2,5 m de altura (puede ser necesario taburete o escalera portátil) y comprobar con el móvil las coordenadas GPS -longitud y latitud- y anotarlas. Tanto para la colocación como la recogida de los puntos se debe anotar la hora exacta, realizar fotografía, permitiendo la implicación del alumnado en todas las tareas.
Cuando se recojan los tubos a las 4 semanas se taparán con las tapas originales y se instalarán los siguientes otras 4 semanas. Cada vez que se recojan los tubos serán enviados al laboratorio, siendo importante presentar y difundir los resultados a la comunidad educativa y entidades responsables e interesadas, favoreciendo la toma de medidas de mejora. En este blog ya expusimos algunas actividades educativas para un proyecto de Camino Escolar y anteriormente hemos mostrados diez medidas para entornos escolares seguros y saludables. De manera específica podemos crear nuestros materiales, similar a «Reclamar el Aire«.
La medición de la contaminación acústica es más sencilla y no requiere de análisis en laboratorio. Entre los instrumentos de medición tenemos la aplicaciones móviles (apps), la inclusión de micrófonos adicionales para los móviles y los sonómetros de bajo coste. Las actividades a desarrollar serán un «mapa de ruidos», «paisajes sonoros» y encuestas.
Para la medición y elaboración del «mapa de ruidos» se determinarán los diferentes puntos, tantos en el interior del centro como en el exterior, en el entorno urbano, intentado abarcar una gran variedad: aulas, pasillos, comedor, patio, junto y lejos del viario, zonas verdes, calles comerciales… e identificando las posibles fuentes de ruido.
De manera cualitativa y sobre las percepciones subjetivas de los estudiantes se grabará y elaborarán «paisajes sonoros«. Podemos ver ejemplos en Andalucía, Euskadi, Asturias, Sierra de Madrid, León…
Realizaremos encuestas al alumnado (y resto de la comunidad educativa) sobre ruido y contaminación acústica, percepciones y efectos personales, resultados estadísticos de la encuesta.
La ubicación de los puntos de medición de la contaminación acústica será similar a la de la calidad del aire: interior (aula próxima a vías con tráfico principal), exterior (patio principal) y entrada principal al centro escolar, así como puntos cercanos a vías de tráfico y alejados del tráfico.
Podemos utilizar los siguientes materiales para el trabajo sobre el ruido: «Menos Ruido, Más Vida«, «mapa de ruidos» y «paisaje sonoro«, «Educar para vivir sin ruido. Ruidos y sonidos en la ciudad. Material didáctico«.
La guía termina con bibliografía y anexos para la tabla a de recogida de datos y normativa y valores de referencia.
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